Genes, Virus o Estrés

 Genes, Virus o Estrés

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¿Cuántos problemas de salud son culpa de estos tres grandes depredadores que desde siempre nos han condenado a estar imposibilitados de poder defendernos de ellos?
Cuando tenemos una enfermedad debido a una de estas "etiquetas", prácticamente es imposible mantener el estado de salud. Ya casi estamos condenados a transitarla.
¡Estamos confundiendo consecuencias con causas!.

Es Genético: Culpa de Genes

No podemos negar la influencia genética. Pero si afirmar, en base a experiencias propias y ajenas, que los genes necesitan un entorno adecuado para poder expresarse.
Y este contexto lo generamos nosotros mismos, con nuestro estilo de vida.

¿Pasarán las enfermedades por los cromosomas?
Por una cuestión de supervivencia y evolución, la maravillosa inteligencia biológica que nos anima tiende a seleccionar lo mejor. Si así no fuera, hace mucho que hubiésemos desaparecido como especie.
Si la transmisión de males fuese genética, las generaciones anteriores deberían haber manifestado los mismos problemas que hoy nos invaden.
Sin embargo, décadas atrás, no existían tales niveles de diabetes, cardiopatías, cáncer, alzheimer, párkinson, esclerosis múltiple, linfomas, autismo, etc.
Por más que una persona tenga tendencia a la obesidad necesita un estilo de vida inadecuado para que esa situación se exprese.

 En un estudio estadounidense (Human Toxome Projet, Washington, julio 2005 - www.ewg.org/sites/humantoxome/), se detectaron la presencia de 287 químicos distintos en el cordón umbilical de niños recién nacidos (pesticidas, aditivos industriales, teflón, etc).
76 producen cáncer, 94 son tóxicos para el cerebro y sistema nervioso, 79 causan defectos en el nacimiento o el desarrollo.
¿Podemos culpar a la genética de los problemas que puedan manifestar estos niños en su vida?

Son los Virus: Culpa de Virus

Tal como venimos comentando con respecto a la mayoría de las enfermedades, los virus también necesitan de un contexto apropiado en el que puedan desarrollarse.
Los virus no son causa, sino consecuencia de un organismo que les proporcione un entorno adecuado, y conjuntamente, una inmunología deficiente.

Todos estamos expuesto a virus y convivimos con ellos. Estos forman parte de la microbiota y conviven con bacterias, hongos, parásitos, levaduras, arqueas, etc, en un entorno que se autoregula. 
(Los científicos han comenzado a cuantificar desde hace muy poco, el "microbioma", (genes que componen la microbiota). Pero lo llamativo de todo esto, y que aún está recién conociéndose, es que tenemos, más o menos, por cada célula del cuerpo 10 bacterias y por cada bacteria 10 virus). 
El problema es cuando este entorno carece de pH adecuado, de buena vibración celular, de buena oxigenación, entonces se desbalancea y proliferan especies dañinas, y conjuntamente nuestro sistema inmune se debilita.
Este contexto lo generamos únicamente nosotros.

El oxígeno:
Es imprescindible para la correcta función celular y bacteriana, mantiene a raya la presencia de virus.
El premio Nobel de 1931 Otto Warburg, demostró que toda célula carente de oxígeno muta a célula tumoral, pero nuevamente en presencia del mismo, se autodestruye el factor que genera dicha condición.
Algo similar sucede con los virus, al ingresar al flujo sanguíneo, el oxígeno los destruye, pero si este logra ingresar a las células, ya no puede hacerlo.
Por ello es importante mantener siempre una buena saturación de oxígeno en el medio interno.
Por esto funcionan las terapias oxidativas con ozono o dióxido de cloro, ya que los virus son muy sensibles a la oxidación.
De más esta decir la importancia de realizar ejercicios aeróbicos, respiración consciente, evitar lugares con aire viciado o contaminado.

La alcalinidad:
Este es otro factor que condiciona el ambienta viral. La alcalinidad tiene relación directa con la oxigenación, uno lleva al otro (Otto Warburg). También demostró que nuestros hábitos son los que determinan el medio interno. Hábitos, con abundante comida cocinada carente de oxígeno que se ingiere abundantemente durante años, el fumar, la exposición al smog, los medicamentos, el respirar mal, el alcohol, etc.

La inflamación:
La inflamación es un eficiente mecanismo de protección del organismo. Este mecanismo consume recursos básicos de nuestra fisiología, necesita mayor cantidad de oxígeno, mayor ritmo cardíaco, más sangre en circulación, más combustión, fiebre, etc. Pero si este mecanismo funciona en exceso disminuye nuestra capacidad inmunológica. 
El sistema inmune siempre buscará la mejor solución para resolver problemas; transformar, encapsular o eliminar presencias inadecuadas, provengan estas de alimentos, tóxicos, virus, microbios o procesos internos.
Pero, si debido a consumo de alimentos como cereales, proteína animal, alimentos industrializados, refinados, etc, nuestro organismo genera mayor inflamación constante y por ende hay mayor actividad del sistema inmunológico, este no solo debe atender estas situaciones sino que además, se agota, y no puede ocuparse debidamente de situaciones excepcionales, como el contagio viral.
¡¡¡Ya que es nuestro sistema inmune quien se debe encargar de controlar la agresión por virus!!!
Por lo que es imprescindible reducir el consumo de dichos alimentos, y también de productos de limpieza, fármacos innecesarios, cosméticos, etc.


Ordenar lo que no se ve:
Todo lo anterior se puede estudiar, medir ver, etc.
Pero tan importante como eso es lo que no se ve y ni siquiera llegamos a considerarlo.
Sino conocemos lo básico del sistema inmune, por ejemplo, más difícil es conocer aquello que no es visible al ojo humano. Pero existe.
Los campos electromagnéticos corporales es el medio que alimenta e interconecta nuestra biología. Tienen una determinada vibración y es la vida que anima fisiológicamente nuestras células, nuestras funciones, etc.
Como seres naturales que somos, esta vibración energética tiene una frecuencia determinada, que está sintonizada con los campos electromagnéticos del mundo natural. 
Estos campos electromagnéticos están hoy alterados por los campos artificiales modernos (wifi, microondas, bluetooth, móvil, redes inalámbricas, etc).
Esto también se agrava debido a nuestros hábitos sedentarios, pasamos nuestra mayor parte del tiempo en el cemento y el metal (jaulas de Faraday), que nos aíslan e interfieren de las ondas naturales.
Sin aislarnos de la tecnología, probemos utilizar menos ondas e inalámbricos y más cables.
Por ello, es determinante, retornar a los ambientes naturales, caminar descalzos para cerrar el circuito de descarga a tierra, contemplar la salida o puesta del sol, respirar conscientemente.


Es el estrés: Culpa del estrés

Es muy común escuchar expresiones como: soy nervioso, mi problema es emocional, es mi forma de ser, o estoy estresado.
El estrés, otra falacia que justifica todo.

Detrás del estrés hay un desorden biológico crónico. Hay carencia de nutrientes y excesos, acidosis orgánica, malfunción intestinal, exceso de toxinas, síntesis hormonal deficiente y fundamentalmente un hígado colapsado.

El hígado es responsable de la vitalidad de la persona, la claridad mental y el estado emocional. Un hígado sano evidencia: juicio claro, decisiones firmes, idealismo, capacidad de prever, etc. En cambio un hígado intoxicado muestra: depresión, enojo, cólera, irritabilidad, violencia, etc... estrés.

Más que estresados o nerviosos, estamos intoxicados.



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(Parte de la información aquí descripta es extraída de papers de Espacio Depurativo (Néstor Palmetti)).