Parásitos

Parásitos: "Huéspedes Internos" 

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Cuando se habla de parásitos, en primer lugar nos imaginamos a estos seres solamente en nuestros intestinos. Cuando por casualidad la medicina nos dice que tenemos parásitos, es que hay que matar bichos y se recurre a pastillas casi nada resolutorias, que solo trabajan en el tracto intestinal.

En el primer caso estos seres no están solo en los intestinos, ni son solo helmintos (lombrices). Pueden estar en la sangre, hígado, corazón, cerebro, ojos, piel, etc, en sus diversas formas como protozoos, ectoparásitos, helmintos, etc, los hay pluri o unicelulares.

Y no es posible erradicarlos definitivamente, solo debemos mantenerlos controlados. 
Lo que no debemos hacer es permitir su proliferación descontrolada, que es lo que habitualmente ocurre.
Ellos forman parte de nuestra microbiota junto a bacterias, arqueas, hongos, etc, y que en estado de salud mantienen un orden interno que se autoregula.

Todo ser vivo está sujeto a su presencia. No es posible concebir un organismo viviente si parásitos gracias a su eficiente cadena reproductiva. Los encontramos en los alimentos, el agua, el aire, la tierra, etc, que es desde donde los adquirimos. Son nuestros depredadores naturales.
Los parásitos no discriminan edad ni clase social, ni son cosa solo de niños, ni de bajos recursos o zonas marginales, ni desaparecen solos. Todos los tenemos y los tendremos, la diferencia está en la cantidad, especies y antigüedad de infestación. 

Dado que la convivencia con ellos es inevitable y los daños que causan son evidentes, y esto ya se supo desde siempre, por lo que las distintas tradiciones tenían hábitos regulares de desparasitación y prevención, lo lógico es controlarlos y mantenerlos a raya.

Hoy en día, no solo se han abandonado estas prácticas de prevención y de depuración, sino que además los antifisiológicos hábitos nutricionales actuales generan el ambiente perfecto para el desarrollo descontrolado de los huéspedes, les damos casa, comida y zona liberada, (no hacemos nada)

Los alimentamos con carne, azúcar, harina, lácteos, (que les encantan); le presentamos una mucosa intestinal permeable haciendo que pasen del intestino a la sangre y que se diseminen por todo el organismo (por la sangre y la linfa); le proveemos un ambiente anaeróbico (carente de oxígeno), ácido y de baja vibración energética que es dónde mejor se encuentran; y por último un sistema inmunológico deteriorado que les permite andar a sus anchas.

El gran alimento de estos huéspedes es el azúcar (en todas sus formas), pero hay que tener en cuenta que los hidratos de carbono se convierten en azúcar. Este permite el desarrollo incontrolado de parásitos y hongos, y a mayor población mayor necesidad de consumo de azúcares. A mayor consumo se generan más desechos ácidos (pH ácido) y mayor carencia de oxígeno (anaerobia) en el organismo, que es donde se desarrollan.

Estos contribuyen en gran medida al ensuciamiento del organismo ya que se alimentan de nuestros alimentos, eliminan desechos, ponen huevos, se mueren, y como dijimos antes, debido a una mucosa intestinal permeable, estos desechos ingresan al torrente sanguíneo poniéndose en marcha muchísimas funciones innecesarias para intentar deshacerse de toda esta basura.

El desparasitado es un elemento esencial para la depuración y mantener una buena salud corporal.
 
Ahora, debemos tener en cuenta que la desparasitación no es conveniente hacerla sin la ayuda de la depuración intestinal y hepática, hacer ayunos y demás pautas fisiológicas, ya que al generarse gran mortandad de bichos es necesaria la eliminación de todos ellos. En caso contrario es contraproducente dejarlos dentro de los intestinos y resto del cuerpo.

El hígado en buen estado (limpio, sin cálculos) es un recurso excelente para mantener control de la parasitosis, pero no suficiente, ya que al generar 1 lt aproximadamente de bilis por día, además de intervenir en el metabolismo de las grasas, proteínas, minerales, etc, es un natural inhibidor de huevos y larvas de parásitos. En mal estado, por alimentación antifisiológica, solo envía a intestinos y vesícula 0,200 o 0,300 litros por día.

Los estudios clínicos tienen poca eficacia, ya que solo detectan parásitos intestinales, mientras que los hay en próstata, hígado, páncreas, etc. Tiene poco sentido perder tiempo y dinero en estos estudios. Es conveniente poner manos a la obra y accionar con métodos inocuos para reducir su población. 
Esta temática es muy vasta pero también muy poco investigada y muy poco relacionada con desequilibrios orgánicos (mucosa permeable, debilidad inmunológica, agotamiento hepático, desorden alimentario, etc).

La Desparasitación


Debe ser un trabajo periódico y permanente, ya que estamos en continuo contacto con estos depredadores y que no es posible su erradicación definitiva.
La periodicidad de esta prácticas y el tipo de alimentación serán claves para determinar el grado de parasitación que tengamos y como influye en nuestra salud.

Estas prácticas caseras muy poco recordadas deben ser revalorizadas, debido al daño causado por nuestros huéspedes o al beneficio obtenido al eliminarlos. Algunos de nosotros recordaremos que pocos años atrás era muy común escuchar sobre la depuración y la desparasitación (cosa de viejos y ya olvidada).

Tenemos que tener en cuenta que ningún antiparasitario elimina los huevos de los parásitos, y estos eclosionan a los 8 días, por lo tanto es esencial la toma contínua de estos.

Es necesario conocer que durante la desparasitación (los mismo que en la depuración), pueden aparecer síntomas leves como febrícula, mucosidad en nariz o garganta, urticaria, diarrea, todo esto es debido a la mortandad de parásitos y al trabajo del organismo por deshacerse de ello.

Se sugiere abordar la desparasitación desde distintos ámbitos. Por ejemplo a través de alimentos, extractos de hierbas, propóleo, plata coloidal, etc. El hacerlo desde diferentes ámbitos incrementa el poder de limpieza. Son procesos a mediano y largo plazo, donde se requiere constancia y paciencia. Por ejemplo:

Propóleo: "llega a todos lados"
(además de los beneficios poco conocidos del propóleo, se suma el de ser excelente antiparasitario).
Los desparasitantes alopáticos (fármacos), solo intervienen en el tracto digestivo.
El propóleo llega a todo el organismo y esto lo hace efectivo en caso de amebas, hidatidosis, giardiasis. En caso de amebas con ubicación principalmente en el hígado, o la hidatidosis en pulmones, es prácticamente la única alternativa, ya que los antiparasitarios comunes no actúan en estos órganos (y la sugerencia clínica es la intervención quirúrgica). 
Además el propóleo sube las defensas, combate el estado gripal, cura llagas bucales, ayuda a la digestión, etc).

Tinturas vegetales (o gotas a base de hierbas):
Se sugiere combinar una hierba de sabor amargo y otra picante. El amargo mata algunos tipos de parásitos, limpia los intestinos, equilibra el pH, etc, mientras que el picante mata otros parásitos, depura a través de la piel y acelera el proceso.
Las hierbas son amargas, picantes, calientes y frías, por lo que deben recomendarse en función a la necesidad de la persona, y ver si esta sufre de calores, frío, etc, por lo que serán elegidas en función a los síntomas.
Las hierbas que pueden tomarse son, entre otras, altamisa, eucaliptus, nencia, suico, artemisa, etc.
(No deben tomar hierbas niños menores de dos años ni embarazadas).

Plata coloidal:
Es un poderoso antibiótico de amplio espectro que inactiva las enzimas que bacterias, hongos, virus, parásitos, etc, usan para su metabolismo del oxígeno, es decir mueren asfixiados rápidamente.

Arcilla:
Los animales y personas en estado natural lo utilizan en forma intuitiva.
La arcilla estimula la eliminación de parásitos tanto unicelulares (amebas), como los gusanos y sus toxinas. Además remineraliza el organismo.

Zapper:
Es un aparato eléctrico que emite una onda cuadrada y que ayuda a la función antiparasitaria. Trabaja con ondas muy bajas que ataca solamente al parásito sin ningún riesgo para el ser humano ni a la flora benéfica. 

De más esta decir que la clase de alimentos que consumamos es fundamental para el desarrollo o el control de los parásitos.

Debemos evitar principalmente, lácteos en todas sus formas, harinas principalmente refinadas, azúcar refinada y (JMAF) jarabe de maíz de alta fructosa (utilizado en un sinnúmero de procesados, que ocasiona diabetes, etc), alimentos excesivamente dulces.
Debemos incrementar los alimentos que ayuden al desparasitado y eviten su desarrollo, por ejemplo, semillas de zapallo (tenias, áscaris, oxiuros), el ajo, la cebolla (áscaris, oxiuros), la zanahoria (oxiuros, áscaris, tenias), la granada (tenia), el arándano (oxiuros), las aceitunas, el aceite de oliva, y la papaya (tenia, áscaris, oxiuros), etc, etc.
Incluir todos los alimentos de sabor amargo, las hojas verdes, las crucíferas, achicoria, apio, berenjena, espárrago, brócoli, coliflor, lechuga, nabo, perejil, pimiento, repollo, etc.

Es importante crear un medio en donde no se les permita vivir ni desarrollarse.
Las frutas y verduras son medios para el contagio, es necesario lavarlas muy bien y colocarlas en agua con una cucharada de vinagra o limón para matar los parásitos que allí se encuentren.


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(Parte de la información aquí descripta es extraída de papers de Espacio Depurativo (Néstor Palmetti)).