Limpieza hepática

Limpieza hepática

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Algunas generalidades:

El hígado es prácticamente el emuntorio más importante de la fisiología corporal. 
Cuando existe algún problema en cualquier parte del cuerpo, el hígado ya está comprometido, no está trabajando como corresponde.

Es más, si tiene alguna dificultad puede que no lo notemos.
Si todo anda bien, no tenemos motivo para darnos cuenta del trabajo del hígado. 

Si la parte digestiva y luego el resto de las funciones se realizan con normalidad, no nos enteramos de su trabajo. Pero si evidenciamos malestar digestivo de cualquier clase, esto es lo primero que nos avisa que algo en la actividad hepática no se está realizando correctamente.
Como interviene en innumerables procesos, los síntomas de su malfuncionamiento no suelen asociarse a la actividad hepática.

El hígado es nuestro laboratorio interno, y casi todo lo que ocurre en el cuerpo tiene que ver con su estado. Debido al ensuciamiento alimentario y a la permeabilidad de la mucosa intestinal, con el paso del tiempo pierde capacidad depurativa y su funcionamiento normal se ve afectado por el exceso de trabajo, entonces comienza a acumular toxinas detectándose comúnmente un "hígado graso", pero nada se dice de los cientos o miles de cálculos que allí se alojan como intento de mantener un organismo libre de toxinas. Estos cálculos están constituidos por colesterol, fragmentos de bilis coagulados, calcio y pigmentos, como la bilirrubina. Además tienen desechos coloidales (moco), toxinas, bacterias y parásitos muertos. Siendo el colesterol el principal ingrediente, son poco perceptibles en la tecnología de diagnóstico por rayos o ultrasonidos. A lo sumo, en muchos casos se diagnostica a la persona como hígado graso (aparecen zonas blancas en los exámenes por ultrasonidos). Es posible que una persona con este diagnóstico tenga cientos o miles de piedras de distintos tamaños, alojadas en su hígado.
Esto compromete en suma medida la eficiencia del funcionamiento hepático.

Algunas funciones del hígado:

Nuestro laboratorio interno

Cumple más de 600 funciones (digestivas, depurativas, hormonales, inmunológicas, etc). 

Entre algunas de las funciones vitales, el hígado, produce albúmina, sustancia base para toda materia viva, además para la inmunología, transporta hormonas, vitaminas, enzimas,  mantiene los líquidos impidiendo que se filtren a otros lugares. (Células cancerígenas con degeneraciones tienen que ver con albúmina defectuosa debido al un mal funcionamiento hepático).

El hígado filtra y elimina desechos, también se ocupa de neutralizar venenos, toxinas, microbios y sustancias cancerígenas. Mata virus y microbios, desactiva y evacua las sustancias tóxicas que ingresan al organismo por diferentes vías, purifica la sangre de residuos del metabolismo celular y elimina desechos de fermentaciones y putrefacciones intestinales. 
O sea que debe lidiar con todas las problemáticas modernas... ¡¡¡y todo al mismo tiempo!!!

A nivel farmacológico, la mayoría de las drogas deben pasar por él, algunas se activan allí y otras se desactivan porque le son tóxicas, por ello se suele prescribir dosis más altas para compensar este mecanismo. En un paciente con la función hepática comprometida (situación bastante común), algunos fármacos no le surten efecto (aún en altas dosis) y otros lo intoxican más (aún en dosis bajas).

El hígado funciona a una temperatura corporal de entre 39º y 41º (más alta que el resto del cuerpo a 36º), por lo que es benéfico aplicar calor sobre la zona para ayudar a su funcionamiento, principalmente luego de una comida abundante.

Otro de los procesos del hígado es que durante el día se encarga de asimilar las proteínas que ingerimos y de noche drenar la bilis. En el día actúa como órgano apropiador y durante la noche drenador. Para el proceso diurno necesita de la hormona cortisol, que circula de día y es quien determina la inversión de esta tarea. Si cenamos tarde y abundantemente, cuando necesita la disponibilidad de cortisol, se resiente la función digestiva y el hígado hecha a mono de la adrenalina, (hormona del estrés segregada por las suprarrenales y disponible todo el día). Por  lo que es común irse a la cama y tardar en dormirse y tener el corazón acelerado. Esto genera un estrés digestivo y psíquico.

Otra función, es la de segregar casi 1 litro diario de bilis, parte va al intestino delgado y parte a la vesícula biliar quien la dosifica según se necesite. Interviene en la digestión de grasas y proteínas, alcaliniza el bolo alimenticio que viene del estómago con carga ácida, estimula el peristaltismo (hay estreñimientos se que deben a su carencia), evacúan toxinas y excesos desde el hígado a los intestinos (entre otros el colesterol). Eliminan parásitos y larvas.

El funcionamiento de la vesícula biliar se ve afectado por el enlentecimiento del trabajo del hígado (por agotamiento o congestión), el espesamiento de la bilis se afecta por sobrecarga de desechos o tensión nerviosa. Este espesamiento y estancamiento de la bilis comienza a formar arenillas que luego se forman cálculos.
La práctica clínica habitual ante el mal funcionamiento de la vesícula es extirparla. Esto genera problemas digestivos al no poder dosificar la cantidad necesaria para enviar al intestino, (la vesícula normalmente se contrae para liberar bilis al intestino cuando ingerimos sustancias grasas. La percepción bucal de la grasa activa un circuito de mensajeros químicos comandado por el cerebro).

Algunos síntomas de malfunción hepática:

Como dijimos anteriormente, si el hígado funciona normalmente no nos damos cuenta de su existencia. Pero sus múltiples influencias en todo el organismo, y ante diversos síntomas que experimentamos, no siempre lo asociamos a su deterioro.

Un hígado, cansado, intoxicado, deteriorado genera muchísimos problemas, entre otros tenemos: dificultades para asimilar alimentos, inapetencia, dolores de cabeza luego de comer, boca pastosa, lengua blancuzca o amarillenta, sabor amargo o acido en la boca, hinchazón de vientre, acumulación de gases, nauseas, vértigo, piel amarillenta, cutis graso, granos, catarro, estreñimiento, heces en forma de confites o poco consistentes y de color amarillento, insomnio luego de dormirse y dificultades para despertar por la mañana, picazón de piel, caspa, caída del cabello, migrañas, cefaleas, dolor en la nuca, síndrome premenstrual (catabolismo hormonal), fatiga muscular, edemas, calambres, mala circulación venosa, coloración verdosa del rostro y los ojos, fobia a la luz, dificultad para permanecer al viento, problemas de visión, afecciones oculares, precoz pérdida de la vista...

La relación existente entre el hígado y la visión es completamente ignorada por la medicina occidental, (conocida desde hace miles de años por la medicina china, "los ojos son la ventanas del hígado". Si siente malestar digestivo o malestar general en la cabeza, pruebe apretándose con los dedos sobre la la parte superior del globo ocular, sobre los párpados, y si hay dolor está indicando problemas hepáticos agudos). 
Al depurar el hígado es muy probable que comience a recuperar parte de la visión perdida.

Desde la medicina china, el hígado controla el libre fluir de la energía por todo el cuerpo, y cuando esta se estanca no puede distribuirla, generando entre otras cosas dolor de cabeza o nuca, pies y/o manos fríos, hemorragias o falta de sangrado en el período menstrual, etc.

El hígado es responsable de la formación de albúmina y hormonas, su malfuncionamiento repercute en el sistema inmunológico y hormonal. Las alergias están indicando una disfunción hepática. Al limpiar el hígado estas remiten muy rápidamente.
Como ya comentamos anteriormente, la albúmina defectuosa, es responsable del desarrollo de células tumorales. 
Toda enfermedad crónica y degenerativa tiene siempre como trasfondo un hígado colapsado. 

Desde la medicina china el hígado tiene relación con su víscera asociada, la vesícula biliar, el mal funcionamiento de uno repercute en el otro.
Algunos síntomas de la disfunción vesicular son:  dolores de caderas, migrañas, boca amarga por la mañana, vómitos ácidos, tensiones en el hombro derecho, dolores en las articulaciones (rodillas en particular), cuello rígido, ansiedad e insomnio. El color de la piel suele ser pálido o amarillento, tonalidad que también se evidencia en los ojos.

Hígado y emociones:

El bloqueo de la energía hepática genera emociones como la cólera, el enojo, la rabia, un estado de depresión, mal humor ,etc.
En casos extremos, las ganas de gritar y pelear pueden conducir a la violencia.

Estos estados emocionales y la claridad mental dependen de la libre circulación de la energía del hígado.
Un hígado sano proporciona equilibrio emocional, juicio claro, y la vesícula, decisiones firmes.

La limpieza del hígado


Con esto que hemos visto deberíamos darnos cuenta que es prioritario enfocarnos de la depuración del hígado, conjuntamente con la intestinal.
Estos conceptos son apenas vistos en algunas medicinas tradicionales (ayurveda, etc). Pero no es tomado en cuenta por la medicina ortodoxa como pilar para mantener un estado de salud óptimo.

Algunas técnicas:

Algunas de ellas generan una depuración incompleta pero movilizan algo de toxinas.
Por ejemplo, la ingesta por las mañanas de jugo de un limón con aceite de oliva, las enemas de café. Son recomendadas para aquellos que no pueden realizar una limpieza hepática profunda, como el caso de embarazadas, personas con inmovilidad, lactancia. 
Pero siempre deben realizarse dentro de un contexto que permita previamente ablandar los cálculos y dilatar los conductos biliares para evitar que estos se estanquen en el camino. Situación que es tenida en cuenta en la limpieza hepática profunda.

Limpieza hepática profunda:

Es una técnica eficaz, relativamente sencilla e inocua para eliminar cálculos en el hígado (y por consecuencia en la vesícula). 
 
     
"Cálculos expulsados en la limpieza hepática"

Sintéticamente, el proceso consiste en una preparación previa comiendo 1,5 kg de manzanas diarias por 6 días para ablandar los cálculos (también se puede ingerir 2g de ácido málico, componente de la manzana. Pero es importante algo de fruta fresca para ayudar la parte intestinal). 
El día de la limpieza se ingieren 4 vasos de sulfato de magnesio o sal inglesa para dilatar los conductos biliares y ayudar a la circulación de los cálculos.
Finalmente se ingiere un vaso con jugo de pomelo y aceite de oliva que genera un fuerte estímulo de producción de bilis del hígado,  haciendo que los cálculos sean expulsados.
Es primordial que antes y después de la limpieza del hígado se realice una limpieza intestinal para evitar el estancamiento de los cálculos en los intestinos y que estos sean reabsorbidos a la sangre. Tengamos en cuenta que los cálculos son un cúmulo de elementos tóxicos.
Además durante toda la semana previa y días siguientes se debe llevar una alimentación liviana para no forzar el funcionamiento del hígado, ya que es sometido a una ejercicio intenso.

Normalmente y debido al crónico ensuciamiento de toxinas en el hígado son necesarias más de una limpieza. Que se realizarían una por mes hasta que no se eliminen más cálculos.


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(Parte de la información aquí descripta es extraída de papers de Espacio Depurativo (Néstor Palmetti)).